Aquella vez que tuve aquel sello en mis manos por primera vez, lo analice,
lo observe, era que nadie ve en un papel de estampa, ese sello me gusto me lleno de
intriga y el deseo de tener mas. Aquel sobre enviado a mi casa, abrió las
puertas de mi adicción, adicción que abandone y no entendí porque.
Una adicción diferente
Todos tenemos alguna debilidad, algo que nos gusta coleccionar de pequeños,
a mi me dio por la filatelia y tal vez muchos comparte esa adicción igual que yo, muchos dirán y ¿que es filatelia? ¿con que se
come eso? , es simple es al afán de coleccionar sellos postales. Si aquellos
que vienen en la esquina de un sobre.
A veces extraño ver aquellos sobres llegar la puerta, es que la tecnología
dejo atrás aquellos paquetes, cartas y documentos sellados con la figura
indispensable para mi. Es que eso ayudara a no mas destrucción de arboles por
el papel.
¿De donde se forma la palabra?
Philos, significa (amante, amor, afición) y atelia, derivado
de ateles, significa (pagado previamente o pagado de antemano).
La búsqueda y yo
Recuerdo tener mi álbum y una infinidad de estampillas, obtenidas de tanto
sobre que guarde, uno que otro heredado de mi padre y diversas casas a las que
iba y preguntaba sin titubear -¿tienes sobres?
Ese álbum amarillo que conservaba infinidad de estampas, que vivía al lado
de mi cama, guardo en sus páginas mis sueños, ilusiones y tantos deseos por ser
la mayor coleccionista del mundo. Albergados en cada oficina de correo, en cada
casa, en cada quiosco.
Formas tamaños y colores
La forma de los sellos es muy variada; los hay cuadrados, rectangulares,
triangulares, hexagonales, con formas de rombo, etc. los colores ni que decir
eran tan envolventes tan bien combinados, su equilibrio, simetría. Todo era
perfecto para mí y los tamaños desde el más pequeño hasta aquel que ocupaba
gran parte del sobre.
Los instrumentos, mis años y el olvido.
Recuerdo aquella lupa, pinza y guía de clasificación. No es fácil mantener
tanta organización para una niña que vivía en su mundo. Ese mundo como el de
todos, cambio se transformó, se vio invadido por nuevas cosas, abandone sueños
y los remplace por otros y me fui olvidando de mi colección. A veces rebuscando
en mis cosas veo aquel cuaderno amarillo que tantas veces me acompaño, me
brindo cada una de sus hojas para colocar a tan bellas estampas que cuando
reviso son inevitables no recordar la historia de como las obtuve. Espero algún
día volver a llenarlo, siempre y cuando la tecnología no olvide esta
maravillosa forma de coleccionar.