miércoles, 25 de abril de 2012

Filatelia


Aquella vez que tuve aquel sello en mis manos por primera vez, lo analice, lo observe, era que nadie ve en un papel de estampa, ese sello me gusto me lleno de intriga y el deseo de tener mas. Aquel sobre enviado a mi casa, abrió las puertas de mi adicción, adicción que abandone y no entendí porque.

Una adicción diferente
Todos tenemos alguna debilidad, algo que nos gusta coleccionar de pequeños, a mi me dio por la filatelia  y tal vez muchos comparte esa adicción igual que yo, muchos dirán y ¿que es filatelia? ¿con que se come eso? , es simple es al afán de coleccionar sellos postales. Si aquellos que vienen en la esquina de un sobre.
A veces extraño ver aquellos sobres llegar la puerta, es que la tecnología dejo atrás aquellos paquetes, cartas y documentos sellados con la figura indispensable para mi. Es que eso ayudara a no mas destrucción de arboles por el papel.

¿De donde se forma la palabra?
Philos, significa (amante, amor, afición) y atelia, derivado de ateles, significa (pagado previamente o pagado de antemano).

La búsqueda y yo

Recuerdo tener mi álbum y una infinidad de estampillas, obtenidas de tanto sobre que guarde, uno que otro heredado de mi padre y diversas casas a las que iba y preguntaba sin titubear -¿tienes sobres?
Ese álbum amarillo que conservaba infinidad de estampas, que vivía al lado de mi cama, guardo en sus páginas mis sueños, ilusiones y tantos deseos por ser la mayor coleccionista del mundo. Albergados en cada oficina de correo, en cada casa, en cada quiosco.

Formas tamaños y colores

La forma de los sellos es muy variada; los hay cuadrados, rectangulares, triangulares, hexagonales, con formas de rombo, etc. los colores ni que decir eran tan envolventes tan bien combinados, su equilibrio, simetría. Todo era perfecto para mí y los tamaños desde el más pequeño hasta aquel que ocupaba gran parte del sobre.



Los instrumentos, mis años y el olvido.
Recuerdo aquella lupa, pinza y guía de clasificación. No es fácil mantener tanta organización para una niña que vivía en su mundo. Ese mundo como el de todos, cambio se transformó, se vio invadido por nuevas cosas, abandone sueños y los remplace por otros y me fui olvidando de mi colección. A veces rebuscando en mis cosas veo aquel cuaderno amarillo que tantas veces me acompaño, me brindo cada una de sus hojas para colocar a tan bellas estampas que cuando reviso son inevitables no recordar la historia de como las obtuve. Espero algún día volver a llenarlo, siempre y cuando la tecnología no olvide esta maravillosa forma de coleccionar.